1 de Enero 2004

El infernal ruido

Año tras año espero con miedo el 31 de diciembre. Digamos que soy un tipo bastante susceptible y que ciertas pequeñeces pueden sacarme fácilmente de mi buen humor que trato de mantener durante todo el año.

¿Cuál es mi aberración hacia el 31 de diciembre? Se los voy a responder con una pregunta: ¿Qué placer puede encontrar un conjunto de individuos "X" en arrojar la mayor cantidad posible de ruidosos juegos pirotécnicos?

Yo no es que sea un amargado, pero que nadie me venga con el cuento que es "divertidísimo" lanzar fosforitos y triqui-traquis, porque dudo mucho que algún ser humano en plenitud de sus facultades mentales disfrute con el ruido .

Es más, piensen en algo por un segundo, ¿no son mil veces más agradables para nuestro oido y nuestra vista los fuegos artificiales? No tienen que decirme nada, sé que respondieron afirmativamente ; entonces, ¿por qué la gente se empeña en seguir comprando año tras año los que únicamente sirven para dejar a la gente temporalmente sorda? . Ok, entiendo que sale mucho más barato comprar un paquete de triqui-traquis que un cohetón, y con la mala situación económica que tenemos es un argumento más que contundente, ¿pero no sería mil veces mejor que si no tienes suficiente dinero no compres nada? Yo personalmente en estos días escuché en repetidas oportunidades en programas de radio a los conductores de los espacios decir que una vez más se estaba demostrando que el rancho se lleva en la cabeza; por lo que no soy el único loco en plantearlo.

Luego de exponer mis argumentos les relato por encimita como fue mi noche. Me fui a acostar temprano porque todos los primeros de año vamos a comer a casa de mi abuelo, y si yo no duermo 8 horas me pongo de un humor que ustedes no se imaginan. Lamentablemente a las 12:30 seguía despierto, sentía como si estuvieran explotando todo dentro de mi casa por lo que opté por asomarme (ya saben, si no puedes con ellos úneteles); no había ni un maldito fuego artificial!!!!!, todo era 100% ruido . Probablemente yo sea más sensible que el promedio de la gente, reconozco que tengo problemas con cualquier sonido elevado; al punto tal que mi mamá sabe que no puede gritarme, puede reclamarme cualquier cosa en buen tono, pero si me levanta la voz (aunque ella tenga la razón) soy capaz de lanzarle un florero por la cabeza . Dicho eso imagínense ustedes cómo me pongo yo todas las madrugadas del primero de enero

Al final me vine durmiendo a eso de la 1 de la madrugada y me paré a las 7, y obviamente estoy escribiendo este artículo con dolor de cabeza y cayéndome del sueño; pero para colmo de males, otra de mis tantas rarezas es que jamás puedo dormir de día

En fin, cuando este año vayan a comprar los explosivos de la ocasión por favor acuérdense de mi y escojan un cohetón antes de ocasionarle un infarto al vecino con un Bin-Laden.

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