24 de Julio 2004
Privado de los servicios básicos
Anoche, a eso de las 9, me percaté de que el bombillo de la lámpara de mi cuarto estaba titilando. Rápidamente, me dirigí a la cocina a buscar un bombillo nuevo, pero para sorpresa mía todas las lámparas de mi casa se encontraban igual. Como en esos momentos había una cadena de Chávez con lo del Mercosur, por mi mente pasó lo siguiente:
"¿Será que todas esas cadenas que recibí por email anunciando largos días sin agua ni luz eran ciertas? ¿Cuando las cosas regresen a la normalidad nos enteraremos de una gran cantidad de "desaparecidos"?
No pude seguir pensando más tonterías porque mi papá me pegó un grito para que me asomara y viera como se quemaba el transformador subterráneo que se encuentra en la acera del edificio de enfrente. Al comienzo era únicamente humo negro, y aun había luz en mi casa, pero de pronto salió un candelazo desde la acera y seguidamente los bombillos pasaron a alumbrar menos que una lámpara china .
Por cierto, ¿no se han fijado que en este tipo de situaciones siempre hay una señora de ciertos años y con algo de sobrepeso que por los nervios comienza a gritar? Yo creo que cada vez que se estructura una manzana colocan una señora de estas en cada cuadra
Así me encontraba yo, 9:15 de la noche e inmerso en una profunda oscuridad. Al ver que las velas no alumbran más allá de 20 centímetros a la redonda, mi mamá -quien ya era víctima de la histeria- aprovechó para reprocharme la vez que no quise comprar unas linternas de oferta en Makro
Hablé con Erika un rato, y a las 10 me di por vencido, me fui a dormir en el momento que se iban los bomberos y llegaba la cuadrilla de la Electricidad de Caracas.
Algunas horas más tarde
Abrí los ojos cuando aún todo se encontraba oscuro y dirigí mi vista hacia el reloj, estaba prendido pero evidentemente no tenía hora. ¡Cómo conciliar el sueño sin tener noción del tiempo! Afortunadamente tengo teléfono en el cuarto y llamé al 119, que impresionante ese señor, está las 24 horas del día y recita la hora en décadas de segundo sin equivocarse jamás, estoy por creer que está grabado . Habiéndome enterado que eran las 4:30 am, le puse la hora a mi reloj y continué con mi actividad.
A las 6 am decidí pararme. Fui al baño para orinar, como hago todos los días desde que fui separado de las bondades de los pañales, y al momento de bajar el agua sentí que el tanque de la poceta no estaba recargándose . ¡Bingo! La conserje aun no había prendido las bombas.
Al tratarse de un día feriado aquí en Venezuela, los minutos pasaban y el agua no aparecía por ningún lado. Cuando mi papá se despertó optó por llamar vía telefónica a la conserje pero ésta no respondió, acto seguido bajó a tocarle la puerta pero la conserje nunca respondió; realizó el mismo procedimiento con la presidenta de la Junta de Condominio y la respuesta fue idéntica . Ahí estábamos, con un tanque lleno de agua pero sin posibilidades de usarlo.
Cuando mi papá ya estaba preparando el taladro para violentar la cerradura del cuarto de bombas , mi mamá salió con un llavero de su época en la Junta de Condominio y le sugirió a mi papá que probara por ese método antes de recurrir a la fuerza bruta. Hay que ver como somos los venezolanos, ¿qué tenía que hacer mi mamá con esas llaves si hace como 6 años que dejó la Junta de Condominio? Seguramente que todos los habitantes del edificio que han pasado por ese cargo tendrán un juego idéntico en alguna de sus gavetas
Al final mi papá bajó y la llave del cuarto de bombas seguía siendo la misma. A los pocos minutos ya el edificio contaba con agua directa y todo había vuelto a la normalidad. Si han seguido leyendo hasta acá, y se preguntan dónde se encontraban la conserje y la de la Junta, pues algo me dice que se fueron a vacacionar porque a estas horas aun no aparecen .
Así concluye la historia de como Marcel pudo, después de largas penurias, cepillarse los dientes y retirar de su cara cualquier rastro de baba nocturna .
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